Lo peor del asalto al Estado es cuando la vanguardia que se apropia del poder no es ni vanguardia, ni nada. Eso pasa en la Argentina, unos ineptos cuya única intención o concepción del poder es la de hacerse de plata (del Estado) para comprar voluntades. Así creen que se hace el cambio para bien de la Nación y ya, con la obsesión puesta en la caja, es que dicen lo que dicen y hacen lo que hacen que siempre es increíble. Tienen 100.000 muertos por la pandemia y en lugar de llamarse a silencio y trabajar para reivindicar y honrar el luto, ignoran, hasta hablan haciendo la apología de ellos mismos como si lo que hacen fuese una epopeya.